Voceros de la comuna local informaron que el hallazgo se produjo en un campo de la zona norte de esa ciudad, ubicada a 300 kilómetros al sureste de la capital entrerriana.
La proximidad de la pastera Botnia hizo pensar inicialmente a las autoridades que los pájaros habían muerto a causa de una supuesta contaminación producida por la planta finlandesa.
Sin embargo, técnicos de la Dirección Provincial de Medio Ambiente, del Senasa y de la Comisión de Vigilancia Ambiental de Gualeguaychú comprobaron que las aves fueron envenenadas con un sebo tóxico por algún agricultor.
Entre los pájaros muertos se encontraron cardenales, especie muy amenazada, chingolos, palomas, mulatas, zorzales y calandrias.
La mayor cantidad de aves muertas se encontró en cercanías de un campo que había sido plantado con girasol y cuyo propietario está siendo investigado.
Guarda faunas de la región suponen que sobre el campo plantado, el agricultor pudo haber esparcido trigo envenenado para evitar que palomas y loros se coman el cultivo.
Los expertos advirtieron también que "algunos pájaros pudieron haber muerto en el río y ser devorados por peces que luego podrían llegar a la mesa de los seres humanos, con el consiguiente peligro para la salud".
Otros pájaros envenenados "pueden haber pasado a formar parte de la dieta de caranchos, comadrejas, zorros y zorrinos", lo que también traerá aparejada en los próximos días "una mortandad dentro de esas especies".
Técnicos de los organismos mencionados estudiaban hoy el tipo de sebo tóxico utilizado para matar una cantidad de aves tan grande.
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